
Aunque la mayoría de los alemanes se oponen a esta idea, ya es una realidad en Japón. En ambos países, los investigadores trabajan para reducir la ansiedad que despiertan los robots.
El humanoide robótico llamado Affetto tiene inteligencia artificial y expresiones faciales sorprendentemente reales. Minoru Asada, reputado investigador en robótica y director del Proyecto Asada, lo creó en la Universidad de Osaka. Quiere saber más sobre el crecimiento cognitivo de las personas con la ayuda de robots. "Nuestros amigos son los robots. No hay que tenerles miedo", dice Asada.
Lo típico en Japón
La robótica está muy extendida en Japón, un país conocido por su avanzada tecnología. Según los expertos, especialmente en el sector de servicios, su papel en la vida cotidiana seguirá creciendo en el futuro. Del mismo modo, se emplean en el ámbito sanitario, sobre todo en relación con las personas mayores. El gobierno japonés está invirtiendo en tecnología de punta para el cuidado de los ancianos, ya que la población del país envejece rápidamente y dentro de unos años no habrá suficientes jóvenes, y mucho menos enfermeras, para atenderlos.
En muchos hospitales y centros sanitarios de Japón ya se utilizan robots. Con los ancianos, cantan, les cuidan y participan en sus rutinas diarias. Investigadores japoneses han desarrollado una cama que puede transformarse en silla de ruedas mediante robots. Un exoesqueleto de aspecto robótico llamado HAL, creado por la empresa Cyberdyne, ayuda a los pacientes a volver a aprender a andar. En el Hospital Universitario Bergmannsheil de Bochum (Alemania) se está probando actualmente el traje.
Pueden ayudarnos
Asada sostiene que los robots no deben ni pueden sustituir a las personas. "Pero pueden apoyarnos. Son capaces de realizar tareas que para las personas serían físicamente agotadoras y penosas. Y esto es algo absolutamente vital en una cultura como la nuestra, que está envejeciendo", prosigue.
Asada es consciente de que los humanos deben aceptar a los robots antes de poder ayudarles. Al mismo tiempo, hace hincapié en el problema que suscita la tonalidad: "Hace siete años fabricamos un robot humanoide gris. Al principio, todo el mundo se sentía incómodo. Después de interactuar con él, decidieron que era agradable. Tener una interacción directa con los robots ayuda a disminuir la aprensión".
¿Adoptará Alemania una política amistosa con los robots?

La profesora y psicóloga Friederike Eyssel, del departamento de Tecnología de Interacción Cognitiva (CITEC) de la Universidad de Bielefeld, utiliza encuestas y estudios para analizar cómo afectan a las personas las expresiones faciales, los gestos con las manos y los movimientos oculares de los robots. En Alemania, ahora es imposible imaginar una situación en la que los humanos se sientan completamente a gusto entre robots. Eyssel, sin embargo, cree que la resistencia de la gente a usar robots es sólo una barrera psicológica. Una mayor exposición a los robots podría surtir efecto, según Eyssel. La catedrática es optimista y cree que las cosas mejorarán, aunque duda de que los robots vayan a sustituir pronto a las enfermeras en los centros sanitarios alemanes. "Sin duda elegiría al robot si tuviera que elegir entre él y una enfermera estresada".